lunes, 11 de abril de 2022

Lethave Plank - Asthenosphere (2020)

«Hacemos que nuestro mundo sea significativo por la valentía de nuestras preguntas y la profundidad de nuestras respuestas». Eran palabras de Carl Sagan. La búsqueda constante de pruebas, la metodología del proceso y la sinceridad intelectual son valores que el mundo científico ha transmitido a la sociedad a lo largo del tiempo. Superar los errores y proponer conclusiones, sin imponer interpretaciones personales, ha consolidado la ética científica como el verdadero motor del avance social. 

El álbum que voy a comentar hoy es un homenaje a la perseverancia por descubrir la mecánica del planeta que habitamos y el largo proceso que puede llevar a la demostración de una hipótesis décadas después de haber sido formulada. Como escribe Lethave Plank, «hay una idea romántica detrás de una teoría que sobrevive a su autor».

Siguiendo la línea habitual de sus proyectos conceptuales, Lethave Plank acude a la ciencia, en este caso a la geología, para construir un álbum de música espacial electrónica progresiva. Inspirado en el postulado de Alfred Wegener, que defendía la deriva continental sobre una capa viscosa denominada astenosfera, las cinco piezas que forman el álbum abordan esta cuestión a partir de diversos elementos constitutivos: cratones, plumas del manto, deriva continental y cinturón orogénico. 

La portada refleja un planeta candente, activo, hostil, desprovisto de su corteza, expuesto. Es una experiencia sobrecogedora, pero al mismo tiempo genera la incómoda sensación de estar observando un cuerpo desnudo, vulnerable. Esa sensación está subrayada por una enorme llamarada que parece derramarse del orbe debido a la perspectiva del conjunto. Esta ambigüedad, tan humana, nos acompañará durante todo el álbum, y conseguirá que experimentemos, otra vez, la complejidad de los trabajos de este músico.

Asthenosphere se abre con una introducción experimental de casi treinta segundos, de carácter pesado y telúrico. Es una obertura colosal que transmite la impresión de movimiento a escala planetaria. Lejos de importarle aquellos estudios que revelan el alto índice de abandono de una canción tras los primeros cinco segundos, Lethave Plank propone una sonoridad magmática, atonal y opresiva, que deriva en otros cuatro minutos de asentamiento musical. Estos compases son muy visuales. Puede adivinarse la línea de fuego que rodea el océano Pacífico así como las cadenas montañosas producidas por colisión. Acabamos de entrar en contacto con Orogenic Belt.

Superada esta fase, irrumpe un arpegio que sube y baja por las escalas, que domina las funciones tonales y a su vez sostiene unas cuerdas en permanente tensión. La solidez de la canción está en permanente compromiso, no obstante los poderosos metales y el corpulento bajo animan a la confianza. Hay un montón de efectos generados por modulación de timbre, y una percusión filtrada que oscila de un canal a otro añadiendo velocidad. Esta pista es un auténtico viaje al universo de Lethave Plank, contemplativo, gravitatorio, majestuoso. Tras unos minutos, volverán los acordes iniciales, recordando que seguimos en un planeta lleno de misterios por descubrir. Este interludio nos lanza de nuevo a los compases arpegiados, donde la tensión ha disminuido dejando espacio a un piano eléctrico jazzy que salta sobre las cenizas que arrojan las cuerdas. El clímax es un dialogo a cuatro voces al que es imposible permanecer indiferente.

Orogenic Belt desaparece lentamente, fundida con la segunda pista: Craton. Los cratones son enormes rocas que flotan sobre el manto, cuya rigidez permitió promover a su alrededor los actuales continentes. Los sonidos ahora parecen surgir de estratos más profundos. Un bajo continuo oscila en un vaivén infinito, como un lento deambular en el océano del tiempo. Su timbre es aflautado, como el de un órgano de tubos; o quizá un sistema de chimeneas donde resuenan los vapores del planeta. El ritmo se dilata y las melodías nos recuerdan que estamos en una escala de tiempo geológica. La pieza evoluciona hacia un final alegre, como una celebración de los ciclos naturales. Contiene cierto aire pastoral rematado en una explosión de volutas y optimismo.

Llegamos al ecuador del disco a través de una de sus canciones más coloristas: Mantle Plume. Aquí encontraremos un despliegue fantástico de recursos tradicionales de la música cósmica. Lethave Plank siempre ha comentado que él trata de continuar el camino que abrieron los grandes maestros durante los años setenta. Y éste es un claro ejemplo de influencias sin perder el propio estilo. Desde la estructura hasta la elección de sonidos recuerdan la época gloriosa de los álbumes inspirados en el espacio. La acústica de los Eminent, Solina, ARP y VCS3 son evidentes e intencionados. El phaser y los efectos burbujeantes completan una coloratura auténtica y muy retro, sin comprometer una mezcla cristalina. Sin duda se trata de un ejercicio de gran destreza. Son diez minutos de melodías y contramelodías que se enroscan en un continuo crescendo. Y todo ello soportado por un bajo carnoso y una percusión atávica que generan el alma de la pista. El puente que une los dos grandes bloques es de una belleza conmovedora. No en vano es uno de los tres singles promocionales del álbum.

Después del fastuoso despliegue sonoro de las corrientes de convección nos encontramos con la canción más corta y sobria, cuyo título se aleja de los conceptos técnicos: A name for the theory. Es una alusión al trabajo de investigación, un homenaje a los científicos y su disciplina, regida por la ética y la sinceridad intelectual. Estos valores se reflejan musicalmente con una exposición austera, grave, intimista, matizada con unos golpes de bajo que sugieren templanza y cautela. Me parece una visión musical muy acertada sobre las deliberaciones del ser humano.

Todo gran disco termina con una gran canción. Continental Drift puede considerarse la pieza más inspirada, profunda y emotiva de este trabajo. La amplitud de los acordes y la inmensidad de los metales sostienen varias melodías salpicadas con sutilidad. El punto focal cambia arriba y abajo; observa los detalles y sobrevuela el planeta. Sonidos delicados como centellas se arremolinan alrededor de frecuencias fabulosamente bajas. Es una pieza granítica con un largo fundido de despedida de casi un minuto. Hay un final, pero está más allá de nuestros limitados sentidos.

En definitiva se trata de un álbum elegante y fiel a sus principios. Entusiasma en un primer contacto y crece con cada audición. Son 52 minutos de electrónica de la vieja escuela con un fuerte carácter visual. Es un meritorio homenaje a la ciencia y a sus expertos, que debería disfrutar de una gran divulgación. Estoy segura que ya debe estar acompañando a muchos geólogos mientras acuden a sus lugares de trabajo. 

Podéis encontrar el álbum Asthenosphere en la página de Lethave Plank en bandcamp.

4 comentarios:

  1. Muchas gracias por el apoyo que ofreces desde tu blog. Me ha gustado mucho esta reseña. Tienes un estilo muy elegante y una gran visión del arte.

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    1. Gracias a ti, por este disco increíble, y a todos los artistas en general, por hacer este mundo un lugar mejor :)

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  2. Para los que conocemos la trayectoria del autor, un disco que abre una puerta a nuevas formas de entender la composición y a un cambio de dirección en el concepto y la forma artística que hasta el momento nos tenía acostumbrados, algo imprescindible en un autor comprometido con su evolución y el desarrollo personal de su obra.

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    1. Gracias, Mindglide. Aprecio mucho tus palabras.

      Son varios los factores que influyen en la evolución de un artista, pero sobre todo es un acto voluntario, del que me siento muy satisfecho.

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